divendres, 29 de maig del 2009

Qué entendemos por parto natural?

Cuando llegamos al término del embarazo cursando el noveno mes, una serie de fenómenos se asocian para determinar el inicio del trabajo de parto. La propia sobre distensión de las fibras musculares uterinas debido al gran volumen que ha adquirido el bebé para ese entonces determina un estado de hiperactividad en ellas, aumentando el tono uterino y dando lugar a la aparición de contracciones.

Simultáneamente, las variaciones de la producción hormonal -que ahora hace que predominen los estrógenos por sobre la progesterona- contribuyen a aumentar la sensibilidad de las fibras musculares uterinas, predisponiéndolas a la fácil contractibilidad.

El peso del bebé de término se hace sentir sobre el cuello uterino, especialmente cuando es impulsado sobre él por el aumento de presión intrauterina determinado por la hipercontractibilidad que acabamos de describir. Esto produce una distensión de las fibras musculares circulares que conforman el cuello del útero. Comienza la fase de "borramiento" del cuello uterino. Esta modificación no pasa inadvertida y es registrada por sensores especiales ubicados en el hipotálamo -debajo del cerebro- que a su vez instruyen a la glándula hipófisis (alojada en las cercanías) para que segregue gran cantidad de una hormona especial, la OXITOCINA, que tiene por acción principal producir la contracción de la musculatura uterina. Como ven, todo un conjunto de acciones diferentes deben tener lugar en forma casi simultánea para que se inicie el parto.

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